Cuenta la leyenda que Pigmalión fue un apasionado
escultor. Un día, fabrico una estatua de marfil con forma de mujer. Pero era
estatua era tan bella que se enamoró de aquella estatua. Era tanto su amor que
rogaba a los dioses que le dieran vida a aquella estatua. Y así fue, un día la
diosa Venus convirtió a la estatua en la hermosa mujer que Pigmalión tanto
deseaba.
El efecto Pigmalión tiene aplicaciones en la
economía y en la medicina. Existen múltiples experimentos interesantes. El más
clásico es el de un psicólogo que en una escuela dio los nombres de varios
alumnos a sus maestros diciéndoles falsamente que esos alumnos eran
superdotados, ya que así lo mostraban los test de inteligencia, que eran
falsos. En realidad todo era mentira, pero los maestros lo creyeron. Lo
relevante es que esos alumnos fueron los que obtuvieron las mejores notas.
Los maestros habían estimulado a los alumnos a
cumplir las expectativas de que eran superdotados, dedicándoles más tiempo y
apoyo. Lo que se tradujo en mayor aprendizaje. Esto es el efecto Pigmalión.
El efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual
las creencias y expectativas de una persona respecto a otra afectan de tal manera que su conducta que la segunda
tiende a confirmarles. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se
produzca lo que se teme la confianza en uno mismo, ni que sea contagiada por un
tercero puede darnos alas.
Esto en un niño en la etapa de primaria es muy
importante, ya que el niño necesita sentirse querido y valorado por lo demás y
en especial por el maestro, ya que este es una figura muy importante para los
alumnos e influye mucho en muchos aspectos del niño. Es decir, para un alumno
es muy importante que un maestro le diga que puede hacerlo y que confía en él,
que va a aprobar. Así el niño ve que el maestro confía en él y que lo apoya y
esto va a hacer que el niño se motive y lo consiga.
En cambio, un maestro que les dice a sus alumnos que
no lo van a conseguir aprobar, va a
hacer que los niños no crean en sí mismos y no aprueben la asignatura por las
expectativas que les ha planteado el maestro.
En conclusión, lo que una persona espere de nosotros
puede influirnos para bien o para mal, porque el efecto Pigmalión funciona en
forma positiva y negativa. De tal forma, que si a una persona se le dice que lo
que intenta está más allá de sus posibilidades, y se le dice de forma continua,
esta persona podrá llegar a creérselo, y crearse la imagen de sí mismo como una
persona tonta.
La confianza que los demás tienen en nosotros puede
motivarnos para alcanzar las metas más difíciles y con ello hacer realidad
nuestros deseos.
En mi opinión, un docente tiene que ser cuidadoso
cuando este en el aula con sus alumnos porque l que este piense de ellos
conseguirá influirle.
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