lunes, 24 de diciembre de 2012

Genie, la niña salvaje.




Genie estuvo incomunicada en su habitación hasta los 13 años, cuando fue encontrada. Había sido forzada por sus padres a sentarse en una silla, día tras día, sola. Solo podía observar las paredes de su habitación. Cuando fue encontrada no podía hablar y apenas caminaba.
Probar la hipótesis del período crítico del lenguaje, que dice que si hasta la pubertad no has desarrollado el lenguaje después será demasiado tarde, era un experimento muy difícil porque no puedes privar intencionadamente a un niño de su lengua. Genie proporcionó esta oportunidad.
Todo empezó en Los Ángeles, el cuatro de noviembre de 1970. Genie fue encontrada. Tenía trece años y emitía sonidos infantiles y utilizaba pañales como un niño pequeño. Genie no andaba de forma erguida y escupía constantemente. Solo olía y arañaba.
Todo intuía a que los padres de Genie, cuando la niña hablaba le pegaban para que no lo hiciera y así la niña no hablaba con nadie.
Genie tenía psicólogo, psiquiatra y una persona para el lenguaje. Los profesionales exploraron las ondas del cerebro de la niña y vieron que las ondas mostraban a una persona con retraso mental desde el nacimiento.
La escasa información que tenían de la familia de Genie les llevó a pensar que su padre al ver que la niña había nacido con retraso mental la ocultó por miedo a que se la quitaran. La madre de Genie dijo que ella también era una víctima de su marido. El padre de Genie se quitó la vida poco después de que la niña fuera descubierta.
Cuando los profesionales vieron que la niña ya era capaz de entrabar relaciones cuando el psicólogo se iba y Genie lo empujaba hacia ella para que no se fuera.
Además, pronunciaba palabras como “doctor”, que aunque no se entendiera muy bien repetía las palabras que los profesionales estaban hablando con ella.
Los profesionales que trabajaban con Genie querían que la niña viviera lo más normal posible así que la lingüista se ofreció a llevarla a su casa y así poderle preguntar cómo vivía cuando estaba aislada. A las preguntas: “¿Dónde dormías?” o “¿Dónde comías?” Genie contestaba “Orinal”, para la niña era un avance de la lengua porque estaba expresando cosas con el lenguaje cuando aún no sabía hablar.

Después de los años les quitaron la subvención a los profesionales que trabajaban con Genie porque no habían visto avanzar a la niña como estimaban.
En 1975, Genie volvió a su casa para vivir con su madre que fue absuelta de los cargos de abusos, pero pronto se dio cuenta que no era fácil cuidar de Genie.
Poco después, tras el juicio Genie pasó al instituto de investigación para que pudiera avanzar su desarrollo pero no investigaban de manera óptima con la niña, ya que hacían los mismos test de manera repetitiva, esto lo que estudia es la familiaridad que tiene el sujeto con el test.
Así que, la custodia se la quedaron el psicólogo que trabajaba con ella y su esposa, para que la niña tuviera el ambiente familiar que siempre le había faltado para su desarrollo.
Desde que la investigación terminó, Genie pasó por seis hogares de acogida.

¿CUANTO PUEDE INFLUIR LO QUE UNA PERSONA PIENSE DE NOSOTROS?



Cuenta la leyenda que Pigmalión fue un apasionado escultor. Un día, fabrico una estatua de marfil con forma de mujer. Pero era estatua era tan bella que se enamoró de aquella estatua. Era tanto su amor que rogaba a los dioses que le dieran vida a aquella estatua. Y así fue, un día la diosa Venus convirtió a la estatua en la hermosa mujer que Pigmalión tanto deseaba.
El efecto Pigmalión tiene aplicaciones en la economía y en la medicina. Existen múltiples experimentos interesantes. El más clásico es el de un psicólogo que en una escuela dio los nombres de varios alumnos a sus maestros diciéndoles falsamente que esos alumnos eran superdotados, ya que así lo mostraban los test de inteligencia, que eran falsos. En realidad todo era mentira, pero los maestros lo creyeron. Lo relevante es que esos alumnos fueron los que obtuvieron las mejores notas.
Los maestros habían estimulado a los alumnos a cumplir las expectativas de que eran superdotados, dedicándoles más tiempo y apoyo. Lo que se tradujo en mayor aprendizaje. Esto es el efecto Pigmalión.
El efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otra afectan  de tal manera que su conducta que la segunda tiende a confirmarles. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se produzca lo que se teme la confianza en uno mismo, ni que sea contagiada por un tercero puede darnos alas.
Esto en un niño en la etapa de primaria es muy importante, ya que el niño necesita sentirse querido y valorado por lo demás y en especial por el maestro, ya que este es una figura muy importante para los alumnos e influye mucho en muchos aspectos del niño. Es decir, para un alumno es muy importante que un maestro le diga que puede hacerlo y que confía en él, que va a aprobar. Así el niño ve que el maestro confía en él y que lo apoya y esto va a hacer que el niño se motive y lo consiga.
En cambio, un maestro que les dice a sus alumnos que no lo van a conseguir aprobar, va  a hacer que los niños no crean en sí mismos y no aprueben la asignatura por las expectativas que les ha planteado el maestro.
En conclusión, lo que una persona espere de nosotros puede influirnos para bien o para mal, porque el efecto Pigmalión funciona en forma positiva y negativa. De tal forma, que si a una persona se le dice que lo que intenta está más allá de sus posibilidades, y se le dice de forma continua, esta persona podrá llegar a creérselo, y crearse la imagen de sí mismo como una persona tonta.
La confianza que los demás tienen en nosotros puede motivarnos para alcanzar las metas más difíciles y con ello hacer realidad nuestros deseos.
En mi opinión, un docente tiene que ser cuidadoso cuando este en el aula con sus alumnos porque l que este piense de ellos conseguirá influirle.  

LA TÉCNICA DE LA TORTUGA



Los niños que padecen la enfermedad de TDAH, hiperactividad, no pueden concentrarse en el aula mucho tiempo y son impulsivos. Esta técnica sirve para que se relajen y piensen antes de actuar y así poder tranquilizarse.
El maestro empieza la clase contando un cuento:
“Hace muchos años había una tortuga jovencita que tenía seis años de edad y había empezado a ir a la escuela. Se llamaba Tortuguita y no le gustaba ir al colegio. Prefería quedarse en casa con su mamá y jugando con su hermanito. Le parecía muy pesado lo que hacía en la escuela, ella quería reír y jugar con sus amigos.


No quería colaborar con los demás ni le interesaba escuchar a su maestra ni tampoco quería dejar de hacer los ruidos maravillosos que hacía con su boquita. Para la tortuguita era muy difícil acordarse de las cosas que no tenía que hacer, por eso siempre estaba metida en jaleos.
Cada mañana, al ir a la escuela, se decía a si misma que se iba a esforzar todo lo posible para evitar meterse en problemas durante la clase pero siempre acababa discutiendo con algún compañero. También perdía la razón cuando se equivocaba y metía la pata y entonces rompía en pedacitos todos sus papeles.
Al final empezó a pensar que era una tortuga mala y comenzó a sentirse muy mal y muy triste.
Un día, cuando peor se encontraba, se encontró con la tortuga más grande y vieja de la cuidad. Era muy sabía, tenía 200 años de edad y era tan grande como una casa. Cuando Tortuguita le contó sus problemas, ella, que era muy buena y sabia, le dijo: << la solución a sus problemas la tenía encima>> y, como Tortuguita no le entendía le dijo: <<Tus problemas están en tu caparazón. Puedes esconderte dentro de él cuando te enfade algo o te pongas nerviosa. Cuando te encuentres dentro de tu caparazón, eres capaz de disponer de un momento en reposo y descubrir lo que has de hacer para resolver la situación. Así, la próxima vez que te enfades métete enseguida dentro de tu caparazón>>.

Al día siguiente Tortuguita lo comprobó. Cuando se equivocó y estropeó su hoja de papel blanco y limpio empezó a enfadarse mucho, mucho. Entonces recordó lo que le había dicho la tortuga sabia, encogió sus brazos, piernas y cabeza y los apretó contra su cuerpo y se mantuvo quieta hasta que supo lo que debía hacer.


Cuando salió fuera la maestra la felicitó, en vez de reñirle. Tortuguita utilizó este recurso durante todo el curso escolar. Era su secreto. Al recibir su hoja de calificaciones comprobó que era la mejor de la clase. Todos se maravillaban y le preguntaban cuál era su secreto mágico”.

Así, cuando el niño con hiperactividad se ponga nervioso, la maestra o los propios compañeros le dirán “tortuga” y este se esconderá haciendo una bola hasta que éste más calmado. Por tanto, no solo sirve para niños con hiperactividad, también para niños sin este problema.